Autor: Daniel Iglesias – Colaborador de la Fundación Corell
El sector del transporte en España es imprescindible y al tiempo invisible: su correcto funcionamiento es lo que hace que, en general, el ciudadano medio no repare en todo el trabajo que requiere, tanto de planificación y logística como de la ejecución de estas. En datos, el sector del transporte aporta casi el 3,5% del PIB del país y lo conforman más de 100.000 empresas. Estos números, que ya son altos, aumentan cada día y, con ellos, la complejidad de mantener en marcha el sector.
Este aumento del crecimiento del sector transportes, uno de los que se espera tengan un mayor desarrollo en los próximos años, se debe a varios factores derivados en buena parte de un cambio de paradigma, y es que ya no hablamos solo de transporte, sino que desde hace años hablamos de movilidad. La imagen de camiones y autobuses como elementos únicos del transporte se ha visto ampliada por nuevos elementos puramente digitales como el delivery o el comercio electrónico que, si bien registraban un buen ascenso antes de la crisis del COVID19, se han disparado tras esta.
En 2021 los profesionales de la movilidad se enfrentan a un panorama con multitud de retos y oportunidades a las que hacer frente. Es el caso del crecimiento de la demanda de sectores digitales, que requieren inmediatez y se enfocan sobre todo en el transporte de última milla, y que ha beneficiado la creación de nuevas empresas y la reconversión de otras. Sin embargo, también ha impulsado una cada vez mayor falta de conductores, pues solamente en España ya hacen falta más de 15.000, y cuyas causas son principalmente la falta de relevo generacional y las dificultades del sector para atraer profesionales al transporte de larga distancia.
A todo esto debemos sumar también dos crisis muy recientes que influyen negativamente en la logística y la movilidad, como son la crisis energética y la crisis de contenedores. En conjunto han encarecido en gran medida los costes del transporte, y en particular la crisis de los contenedores está generando falta de materias primas. Producir sale más caro y transportar aún más.
No todo es malo y, si por algo se caracteriza el sector del transporte por carretera español, uno de los más grandes de Europa, es por tener la determinación y resiliencia necesarias para estar a la altura de las circunstancias. En un momento tan difícil como este, se requiere de nuevas ideas con las que explorar las oportunidades que van surgiendo, apostando por la reconversión y la digitalización del transporte.
Para ello es fundamental que gobierno y empresas remen en la misma dirección, sobre todo si queremos diferenciarnos de ejemplos nefastos como el ofrecido por Reino Unido tras el Brexit. Con los estímulos adecuados nuestro transporte estará a la altura del actual crecimiento de la movilidad y una situación incierta podrá convertirse en un gran beneficio económico y social.