Aunque durante las últimas semanas no han parado de aparecer noticias sobre Blockchain, la realidad es que es aún una tecnología incipiente. Sin embargo, su desarrollo está siendo vertiginoso. Las aplicaciones de este paradigma tecnológico parecen no tener límite y llegan a cualquier sector en el que pensemos. No es de extrañar, a la vista de este hecho, que un informe del Foro Económico Mundial de septiembre de 2015 vaticinara que para el año 2025, el 10% del PIB mundial se almacenaría en tecnología Blockchain, o que los profesores de Harvard Business School Marco Iansiti y Karim R. Lakhani, hablen de Blockchain como una tecnología que “tiene el potencial de crear nuevas bases para nuestra economía y nuestros sistemas sociales”.
Es decir, aunque aún no notemos los efectos, Blockchain ya está impactando en los negocios y el foco ya está puesto en cómo materializar sus beneficios. Por ahora, la mayoría de las aplicaciones que vemos son en el sector financiero. Sin embargo, está ya cerca el momento en el que esta nueva tecnología impacte en la forma en la que concebimos otros sectores, mucho más “físicos” y menos abstractos. Es el caso de la logística en sus diferentes niveles.
En el campo de la logística a nivel global, cabe destacar el interés que ha despertado esta tecnología en Maersk, la compañía de transporte marítimo de mercancías más grande del mundo. El posicionamiento de este gigante con un proyecto de la mano de IBM anunciado en enero de 2018 y cuyo objetivo es el de facilitar la intermodalidad, mejorando la trazabilidad de la información asociada a los envíos físicos (contenedores marítimos), no debe ser un movimiento casual, sino una declaración de intenciones que puede suponer un estándar para el resto de compañías y transferirse a todos los eslabones de la cadena logística. La digitalización de todos los eslabones de la cadena de suministro pretende incrementar la transparencia y conseguir que las transacciones entre diferentes comerciantes resulten baratas, seguras y confiables.
En cuanto a la distribución urbana de mercancías, la aplicación para la gestión de las identidades digitales y de los datos de la ciudadanía a nivel municipal denominada DECODE (proyecto liderado por ciudades y centros de investigación de toda Europa), pretende estimular la interoperatividad en la logística urbana de última milla. En particular se está explotando el potencial de Blockchain para la colaboración horizontal ente actores y el acceso a una logística urbana más eficiente. Esto último resulta fundamental si atendemos a que las ciudades siguen una tendencia para expulsar a los vehículos de mayor volumen de sus centros y que, por tanto, habrá que variar la forma en la que concebimos esta actividad. Si se adoptara una perspectiva más amplia sobre las cadenas de suministro, que incluyera las ciudades no como nodos aislados, sino dentro de las redes de transporte, cabría la posibilidad de crear redes supramunicipales de espacios de almacenaje y de manipulación de las mercancías: consignas, centros de consolidación en las proximidades de las ciudades en los cuales los productos puedan transferirse a vehículos respetuosos con el medio ambiente, microplataformas que puedan ser aprovechadas por los distintos operadores para la distribución de última milla, etc. permitiendo una mejor gestión de la distribución de mercancías. Estas instalaciones resultan caras para los operadores por sí solos, pero Blockchain facilita nuevas formas de colaboración (que pueden incluir también a las Administraciones Públicas), que permitan mutualizar los servicios en estos lugares. Para las ciudades, supondría una reducción de las externalidades de la distribución urbana de mercancías y una oportunidad de oro para poner en valor espacios públicos actualmente muy copados por la circulación de camiones y furgonetas. Para los transportistas, supondría una reducción de costes directos, al tener que realizar menos kilómetros con la carga.
Blockchain permite también integrar la información de los productos, de forma que puede ser auditada por aquellos usuarios a los que se quiera dar acceso, a la vez que garantiza que la información no puede ser alterada. Por ejemplo, una forma de generar confianza a los clientes es permitir que tengan a su disposición el historial completo de todos los movimientos de los productos sabiendo que la información recibida es completamente fidedigna. Es lo que están haciendo las compañías británicas Provenance (productora de vinos) y Co-operative Food Group (cadena de supermercados), las cuales están incluyendo Blockchain en sus cadenas de suministro mediante un registro de todo el ciclo de vida de sus productos (desde el productor hasta las estanterías de los comercios), que tiene por objetivo probar la autenticidad y el origen de los mismos. Este valor añadido genera confianza por parte de los clientes, con la consecuente fidelización de los mismos. En el lado contrario, cabría la posibilidad de permitir que los clientes den su feedback sobre los productos recibidos, conectando la información del cliente final, el proveedor y el fabricante.
Por último, citar que Blockchain puede ser la solución para alcanzar dos de los retos de la logística actual gracias a la aplicación de lo que se ha denominado smartcontracts (contratos inteligentes): la omnicanalidad y la sincromodalidad.
Por último, citar que Blockchain puede ser la solución para alcanzar dos de los retos de la logística actual gracias a la aplicación de lo que se ha denominado smartcontracts (contratos inteligentes): la omnicanalidad y la sincromodalidad.
La omnicanalidad no es más que la adaptación a un nuevo modo de consumo, muy vinculado a la compra por internet, ya que ha supuesto una nueva forma de trabajar en el sector de la distribución con campañas especiales, entregas ultrarrápidas y devoluciones. Estas características suponen una gran tensión sobre la cadena de suministro. La aplicación de Blockchain puede ayudar a resolver o, al menos mitigar, algunos de estos problemas, al permitir la interconexión de la información de los diferentes agentes (proveedores, transportistas, comercios, clientes finales, etc).
La sincromodalidad, como siguiente etapa en el desarrollo de la cadena de suministro, pretende cubrir la necesidad de coordinar no sólo las labores físicas sino también los procesos de transferencia de capitales y de información. De forma resumida, propone que las cadenas dejen paso a las redes. Así, los diferentes modos de transporte no son solo etapas o eslabones de la cadena sino que quedan completamente sincronizados e interconectados al poder compartir información. De este modo, pueden adaptarse dinámicamente para cubrir las necesidades individuales e instantáneas de los usuarios de la red. Mediante la integración de la infraestructura actual con una plataforma IoT (internet de las cosas) con las capacidades del paradigma tecnológico Blockchain se puede conseguir una transferencia instantánea de la información de las unidades de carga en forma de activos digitales, compartiendo la información en una plataforma colaborativa entre todos los actores que permita una visión global del conjunto de la cadena logística.
Blockchain es, por tanto, la oportunidad que la logística no puede perder.